Ver las fotos y leer el artículo no lo cobramos.
A veces nos ponemos a imaginar productos caros y nos vienen a la cabeza cosas como vinos añejo, champagnes o tal vez platos elaborados. Pero esta serie de trata de alimentos que pasan por comunes (excepto uno tal vez) y en su mayoría están crudos, pero resulta que en el mundo hay gente que pagaría sumas tremendamente altas por ellos. Veamos si conocías alguno.
El queso pule
Los quesos, casi todos, suelen elaborarse con leche de vaca, cabra u oveja, en distintas proporciones de cada animal y con distintos tratos posteriores pero suelen llevar esas tres leches todos. El queso pule es especial porque se elabora con leche de burra y además de una raza de burra singular de los Balcanes que está en peligro de extinción y que vive en una reserva natural llamada Zasavica, en el norte de Belgrado, en una ciudad llamada Sremska Mitrovica.
Yo no lo sabía hasta que lo investigué pero parece que los burros no dan mucha leche en general y tienen que ser ordeñados a mano —porque no se dejan y porque no pueden hacer la industria dentro de la reserva, ni sacarlos por estar protegidos—. Aparentemente, 15 de ellos producen mas o menos 3 litros y medio y se necesitan 20 a 25 litros para hacer un kilo de queso. Si a eso añadimos que sólo puedes usar esa raza en concreto, sólo producen suficiente cantidad de leche como para hacer alrededor de 90 kilos por año. Su precio está alrededor de los 979 euros el kilo y aunque se exporta, hacerlo sólo lo hacen en Serbia.
La trufa blanca
La trufa blanca de Alba, –tartufo bianco en lenguaje de chefs y de connaisseurs– es la trufa más valorada y cara del mundo. Su ecosistema se localiza únicamente en Italia y en la península de Istria. Sus ejemplares son cotizadísimos, pudiendo pagarse por kilogramo entre 3000 y 6000 € de media, aunque en la subasta mundial que cada otoño se organiza en la feria internacional de Alba, llegan a pagarse cantidades desorbitadas mucho más altas por hacerse con las primeras de ese año. El récord se estableció en 2010, cuando un comprador de Hong Kong pagó 90.000 euros por una sola.
Tienen formas irregulares, una piel fina, ligeramente aterciopelada, de color ocre pálido, marrón rojizo o amarillento en el interior y un olor intenso, muy pronunciado. A diferencia de las variedades negras, pierden aroma al ser cocinadas por lo que hay que saber mucho para hacerlo y su época de crecimiento es muy corta. Además, dependen mucho del clima y se pierden muchas en unos pocos días de mal tiempo.
Azafrán de la Mancha
Se diferencia físicamente del resto de variedades de azafrán porque los estigmas rojos sobresalen claramente de la flor y el estilo tiene muy poca longitud. Todo el de esta Denominación de Origen pertenece a la cosecha realizada durante ese año, porque pierde calidad con el paso del tiempo, y se comercializa únicamente en hebra, nunca molido. En la actualidad, un kilo de azafrán español se cotiza en el campo sobre los 3.000 euros, pero háganse una idea de lo que pesa el estigma de una flor. Se necesita recoger —a mano— 85.000 flores para obtener un sólo kilo de azafrán así que en verdad no se ve tan descabellado el precio desde mi perspectiva.
Sandia densuke
Ya sabemos que en Japón venden sandías cuadras y seguramente si le regalas una a tu suegra quedes bien, sin embargo, si quieres impresionarla de verdad y puedes pagarlo, llévale una densuke. La variedad «densuke black» solamente crece en la isla de Hokkaido (la más al norte del archipiélago) y sólo se recolectan unas 10 mil unidades al año. Se consume como cualquier otra sandía y la verdad no necesita ningún cuidado especial, pero sólo aparece con esa forma y color ahí y en ningún otro lugar. Tienen una cáscara muy negra, gruesa y totalmente lisa. Por dentro tienen un rosado más vivo que las sandías normales, saben similar pero más dulces y a más calor haya hecho ese año, más dulce sabe la fruta. Su precio parte de los 300 euros pero el 6 de junio del 2013 se vendió el récord en Japón: una sola por cuatro mil.
Buey de kobe
Se llama buey de kobe o ternera de kobe a ciertos cortes de carne de ternera de ejemplares de la raza negra Tajima-ushi de vacuno wagyū, criados de acuerdo a una estricta tradición en la prefectura de Hyōgo (Japón). Esta raza tiene una alta tendencia genética a vetear su carne, esto es la cantidad de grasa que podemos encontrar en la carne. Cuanta más vetas encontremos, mejor será su calidad. Además, el wagyū es sometido a una dieta tradicional que incluye piensos ricos en cereales (trigo, cebada, maíz, avena) a los que en ocasiones añaden levadura de cerveza y sake lo que, dicen, le da un mejor sabor a la carne.
Los activos que pasan los controles de calidad, salen a la venta mediante subasta en la ciudad de Kobe y para poder pujar, comprar y comercializarla es preciso ser miembro de la sociedad, lo que supone unos 3.000 euros anuales. Los que se exportan son solo los cortes nobles (lomo, solomillo…) y varían entre 200 y 300 euros el kilo.
Café kopi luwak
El kopi luwak o café de civeta es el café obtenido de granos que, tras ser ingeridos por civetas, pasan por su tracto intestinal y son expulsados entre sus heces. Estos animales, que se parecen a los mapaches, se atiborran de frutos maduros de café y expulsan el grano parcialmente digerido. Se recolecta en Filipinas, Indonesia y Vietnam principalmente, donde estos animales constituyen casi una plaga, ya que habitan y se reproducen en los tejados y áticos de las viviendas.
Los granos que son excretados son recolectados por los lugareños y vendidos a los distribuidores que los lavan y tuestan. En cafés es la variedad más cara actualmente, siendo su precio orientativo de unos 400 €/kg pero puede llegar a los 900.
El caviar almas
Todos sabemos que el caviar es caro, sí, sin embargo, está el mejor entre los mejores. Se trata del caviar almas, en ruso: «diamante». Proviene del esturión beluga —en la actualidad el esturión beluga está a punto de extinguirse— y necesariamente albino. Viven en el mar Caspio, principalmente en aguas poco contaminadas de Irán. Aunque suele vivir más de 100 años—cuanto mayor es el esturión, mejores salen las huevas—, existen muy pocos en la especie con el trastorno genético del albinismo necesario. Se necesita porque si el esturión es blanco las huevas también lo son, de ahí la gracia.
Para adquirirlo, hay que encontrar una de las escasas tiendas de caviar House & Prunier, el único lugar del mundo donde está a la venta. Viene servido en un recipiente metálico bañado en oro de 24 quilates. ¿Su precio? Entre los 15.000 y 25.000 euros el kilo.
Melón rey Yubari
Pasa algo similar al caso de las sandías, sólo que además, se crearon en 1961 mediante un cruce de frutos y no existían anteriormente. Yubari es una pequeña ciudad de Hokkaido, una de las islas de Japón. Esta fruta se produce exclusivamente en esta ciudad. Las semillas se guardan en cámaras y sólo 150 agricultores reciben semillas y permisos para poder trabajarlas. Se siembran en invernaderos especiales que tienen bajo el suelo tuberías de agua caliente que favorecen el secado de la tierra y el nivel de temperatura ideal para el crecimiento de los frutos.
Los agricultores no están autorizados a vender directamente los melones, sino que todos los años se realizan subastas en el mercado central de Sapporo, el Wall Street de las frutas. Las piezas deben ser distribuidas con rapidez puesto que tienen una esperanza de vida de sólo 72 horas. En primera subasta se han llegado a pagar hasta 17000 €, pero la media está más o menos en 6000€ el kilo.
Setas matsutake
Estas setas crecen en los pies del pino rojo japonés y se alimentan de materiales ubicados en el piso forestal y de las hojas que caen. Son difíciles de cosechar y se producen menos de mil toneladas al año en todo el mundo porque esa variedad de pino fue diezmada por una plaga de insectos. Las setas es verdad que en realidad salen solas pero si te quedas sin el pino, tienes un problema. Cuanto más fuerte es su aroma —que parece que mejora a cuanto más viejo es el pino—, mejor calidad y más alto es su precio, que ronda alrededor de los 1800 euros el kilo, pero tienen que ser de Japón, las importadas que sean de otra procedencia no cuentan.
Patata bonnotte
A muy pocos se nos viene a la mente la imagen de una patata como algo caro, pero parece que hay una que lo es: las bonnotte. Las siembran en el día de la Candelaria (suele coincidir en febrero) y se recogen a mano tres meses después. Este método tradicional limita considerablemente la superficie cultivable y su rendimiento justificando en parte su desmesurado precio.
Son pequeñas, como pelotas de golf aproximadamente, y saben saladas porque se fertilizan con algas marinas. Se cultivan exclusivamente en Noirmoutier, una isla de la costa francesa en el Océano Atlántico y su producción anual no llega a las 100 toneladas. Algunos lotes han llegado a alcanzar cantidades superiores a los 2.000 euros, algo realmente asombroso teniendo en cuenta que son patatas.